The Thin White Duke, ¿la época más oscura para David Bowie?
- Miguel Sandoval
- 9 ago 2018
- 2 Min. de lectura
David Bowie fue un histrión caracterizado por su increíble habilidad de transformarse. Mientras que otros artistas parecían ligados a una imagen y a un estilo que los marcaría por el resto de sus carreras, Bowie alteraba su modo de pensar, de vestirse y ulteriormente de hacer música. En 1976, aparecía The Thin White Duke, un personaje/alter-ego con una personalidad propia, cuya indumentaria era elegante, solemne y casi monocromática. El famoso Duque Blanco, nació como una respuesta (y una catarsis) a la adicción a la cocaína que Bowie enfrentaba en EU, país donde el ritmo de vida era totalmente distinto al de su natal Londres.

La música que creó The Thin White Duke, simultánea al mito de su aparición, relata toda una serie de experiencias personales que se suman a referencias múltiples de la Literatura. Instrumentalmente, su música está más cerca del funk y del soul que del rock & roll de Ziggy Stardust. Asimismo, casi por consecuencia, su voz pierde los tintes andróginos que antes le distinguían, para adquirir también una solemnidad importante a través de sus tonos graves.
Station to Station es la única producción en que trabajaría el famoso Duque Blanco. Conformado por seis pistas, este es uno de los discos más aclamados en la carrera de David Bowie quien, paradójicamente, no recordaba nada de su proceso de grabación.

Esta fue quizás la etapa más oscura de su vida, en la que además de tomarle por sorpresa la fama mundial, tuvo que encarar también a la prensa por declaraciones en favor del nazismo y por posesión de sustancias ilegales. Sin embargo, más allá de la oscura neblina, The Thin White Duke alimentó el interés de Bowie en el arte introduciéndolo al cine surrealista de Luis Buñuel y abriendo sus presentaciones con extractos de Un Chien Andalou. En el mismo sentido, The Thin White Duke reforzaría la puesta en escena teatral de Bowie, quien sería un hombre de claroscuros personales y de escenarios con luces y sombras, bajo las cuales utilizaría su cuerpo como un personaje de una Tragedia fulminado por la agonía de existir.

Los temas que interesarían a este alter-ego, consistirían en el miedo a la vejez, el deseo de redención, la presencia del ser amado y su no-presencia, la música per se y la experimentación como factor de cambio. Adicionalmente, resuenan en el tema homónimo, Station to Station, ecos de Shakespeare y Aleister Crowley, este último con quien compartiría fascinación por el ocultismo. Escucha aquí Station to Station: https://open.spotify.com/album/0MWrKayUshRuT8maG4ZAOU?si=-O82uEpLRW-If8HfNebYPw
Comments